Versografía (III): "In the mood for love"




Duele tanto que no me quieras, que me busco otras heridas para tapar tu daño.
Desde niña siempre fui de las que se aprietan las heridas por el efímero placer de soltarlas y que se acallen por un instante. Adoraba la sensación de control sobre mis males que me otorgaban mis dedos. Crecí poco desde entonces, así que llegas a territorio baldío con tus miserias y tus deserciones con aroma a otra mujer.

Podría irme yo con otro, irme con Él, que me acompaña y que sé que me mira las caderas cuando paso cerca, o bajo los escalones al ritmo de anémonas marchitas de Nat King Cole. Pero ni aun cuando mereces mi daño, soy capaz de producírtelo. No quiero tan mal como tú. He vivido siempre con la sensación de que un tabique me separa de todo lo íntimo, cuando íntimo es sinónimo de hermoso, de bienes y de dones para ti y para mí.

Siento el amor, lo oigo cerca casi en forma de rumor marino, a través de caracolas o con lejanías de astrolabios pero nunca puedo acercarme o alejarme porque mi mundo es un paisaje delimitado por las pincelada quebradas de Munch.

Me he cansado de tener ciertos fríos a diario y aborrezco este beso de periferias que me aplicas casi con esfuerzo. Extravío la mirada por no mirarte yerma, vacía de murmullos hermosos, por que no adviertas esta silueta de bibliotecario de Alejandría viendo el incendio que devora todos sus tomos.

Me consuela el café y sus posos últimos, los de la espuma del pánico de cuando te marchas de viaje y me dejas sola, aunque sola estaba desde ayer que no miraste mi color de labios ni mi vestido sin sitio para el aire. Pero es peor estar sola sin ti que estar sola contigo.

Mis manos afiladas con dedos de borde de sedal son la declaración firmada de que soy una geografía distante para ti. No te pertenezco aunque yo quisiera pertenecerte cuando me acaricias y cuando me tomas y me invades con tu batiscafo extravagante y tu tacto de erizos.

Pero no te pertenezco aunque pase el resto de mis días a tu lado.

A cambio, tampoco soy de otro. Si pudiera ser de aquel que supiera besarme a fuego lento, sin tanta luz urgente, sin tanto lecho de agosto. Del que me mirase despacio, y nervioso, y torpe. De aquel que fundó la ternura.

Pero aunque quiera no puedo, sería ostentoso creer que soy digna de amor y a cambio soy frágil, me rompo con la facilidad de un ala de pajarito mientras ignoras mis luminosidades, como cuando produzco algo así como un esplendor en la nieve con mi vestido rojo o las veces que las paredes se estrechan con tal de sentirme cerca cuando salgo a por la cena.

Pocas veces soy bella, pero tampoco en esas te sirvo.
Sólo sirvo para mantenerme al alcance de tu mirada falsa de brillo de azulejos.

No te pertenezco, aunque a veces al acostarme contigo o a tu lado, vacía de dignidad, herida por la certeza del olor a otra que desprendes, siento un odio terco hacia ti. Y es entonces que me calmo un tanto, y me duermo, porque esa vocación a la infamia de ti me hace pertenecer a tu patria malva, ser vecina de tu reino de la venganza, ser hermana de tu rabia.

Y entonces soy un poco feliz, por ser algo tuyo, aunque sea malo.

Comentarios

Eva Torices ha dicho que…
Ayyy... duele.

A veces sólo me quejo porque las palabras me pellizcan y me hacen darme cuenta de su realidad. No queda más que decir.

Hay una profundidad precisa, científica, romántica pero auténtica, áspera como la arena. Muy difícil de conseguir.
Fauve, la petite sauvage ha dicho que…
Que si duele. Y hasta se oye el tiiiiiii riririi
tiiiiii ririii
tarara
tarara
raaaaaa...
y el violonchelo.
Enajenada ha dicho que…
Uf, qué triste.. y qué real.
Un abrazo

Popular Posts