esplendor perdido



no llegas con desánimo
tal vez eso sea lo peor
porque todo aquello que pudo
resumir unánime tu desamparo
perdió un día el interés en ti
es indigno
dejar pudrir los recuerdos
luego el olor lo anega todo
y eres ciénaga de ayeres

hoy todo no se trata
de mi sombra de pérgola
con su vergonzosa falsa negrura de mercadillo
no hay renuncia de timbales
ni demora que cultamente
mire su lenta y pálida decoloración
frente a un cualquier mar
esta patria sin siluetas
usa rotulador seco para rodear a sus asesinados
arena de playa para enterrar los cuerpos
lápidas de gramaje DinA4
para cubrir lo pútrido

a veces me pregunto
cuántas pruebas necesitamos
para certificar nuestra muerte
mi abuela murió con sesenta y cinco años
y la enterramos quince años más tarde

de pequeño perdí tanto
y tuve miedos tan hambrientos
que a menudo tropiezo con sólo mirar
hacia adelante

si a nadie anhelo
nada me falta
pero mi deseo
relampaguea más rápido
que yo

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