nosotros los argonautas



Llegará una mañana
en que me acercaré a ti con
gesto horizonte
y la luz de otros días.

Me tenderé a tu lado
en la hierba,
con los párpados alimentados de
fuegos anteriores
y te hablaré de nuestro viaje
hasta los arrozales de destello y
púrpura.

Llenaré nuestros cuerpos
de la metamorfosis que anida la carne.
Recolectaremos vainas de lumbre seca
para el alentar el camino.
La vasta esperanza
- con su calor traicionero de sol de invierno -
se nos aparecerá de nuevo
por entre las ramas.

Dejaremos tras de nosotros
aquellas jarcias de la fatiga y
posaremos la mirada en
lo lejano
en
lo perdido;
en el árbol hogareño de los pájaros predilectos.
La isla fecunda de prodigios
que habitara Morel.

Vestiremos los hábitos que nos precisa
este fin último
de nuestros esfuerzos.
Este caminar juntos.
Llegará - en suma - una mañana
en que discutiremos los términos exactos de nuestra mudanza.
Iremos
al barrio rico.
Al hogar con chimenea.

Y entre los confetis heroicos de los amigos
partiremos
y
ambos sabemos
que desgastaremos los remos
antes de avistar quimera firme.

Serán largas jornadas
para nosotros los argonautas.
Y tras incontables de sudores
y mansedumbre
desembarcaremos,
- tal vez tarde -
a la estancia de las aves tardías.
Hollaremos su suelo
como barco rompiendo hielo antártico.
Heredaremos su urdimbre.
- Será está – diremos.
Nuestra isla.
La triste Ítaca.
La elegida por aquellos
que preferimos mirar el fuego.
El simple transcurrir de nuestros días.
El chocolate amargo.
El torpe embeleso de las derrotas.

Comentarios

Jesús Garrido ha dicho que…
Perdón, llegué por accidente, estaba hablando con mi amiga cuando un inoportuno mosquito se ha detenido en la pantalla de mi móvil, echaré un vistazo a tu blog, [el mosquito ha muerto, lo he chafao]

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