Tosco Ismael

ESCRITOS A LA CARTA

Palabras propuestas:
-Cartografía
-Prístina
-Wenceslao
-Evento
-Entramado
-Cachivache
-Perifollo

Tiempo:
1 hora



- Pues a mí me sigue pareciendo un cachivache.

Marco, aún perdido en el caótico entramado de estrellas, ni tan siquiera levantó la vista del telescopio. Estaba acostumbrado a esa clase de amistad que se fundamentaba exclusivamente en la presencia y no en el gusto compartido. Nada podría hablar durante el resto de la noche en lo que estuvieran de acuerdo. Uno, el experto evitador de los lugares comunes. El otro, náufrago del intelecto

- ¿Cómo se llama? ¿Catalejo?
- Los catalejos no se utilizan desde hace siglos, Ismael, y eran utensilios para marineros.

El interés de Ismael por la historia nunca había sido muy acusado. Más bien discreto. Nulo, a poco que le dejara Marco. Así que, temiendo que su amigo se extendiera en una de sus dilatadas disertaciones sobre el uso del catalejo en Egipto o cuando fuera, se precipitó a contraatacar él.

- ¿Qué te crees? ¿Qué no conozco las cosas de los marineros? Los astrobalbos y todos esos objetos de cartonomía.

Suspiro

- Astrolabios y Cartografía, zopenco.
- Eso he dicho, listillo.

Silencio. Tanto para Ismael. Ya no se enrollaría con historias navales de romanos ni armadas imposibles que se hunden en el puerto o yo que sé qué cuentos.
Uno, doctorado. Astrónomo. Eminente. En el orden en el que se quiera. El otro, casero de un pedazo de cemento con cuatro habitaciones. Su “terruño”, lo llama.

Sus gustos son impares.

Ópera y King África. Joyce y el folleto del Telepizza. Punset y Aquí hay tomate. Stalker de Tarkovski y Los bingueros. Gambas a la vinagreta de trufa con perifollo y un morcilla en pan chapata. Frank Lloyd Right y el que quisiera que hiciera el Calderón. “Soberbio” y “Deputamadre”. “Intrínseco” “de mú adentro”. “Prístina presencia” y “Vieja carcamal”.

Pasea Ismael por la biblioteca que ocupa tres cuartas partes del despacho. Se siente cohibido ante tanto papel ordenado.

- Oye, y si me da por leer, ¿qué me leo?
- Prueba con “El señor que compró un automóvil”
- No seas cabrón, lo digo en serio. ¿No me crees capaz?

No le creía.

- Es en serio, Ismael, lo escribió un tipo llamado Wenceslao Fernández Flórez. Es humor. Las historias de un tipo bastante gracioso y lo que le pasa cuando se compra un coche…
- Pues no le veo puta la gracia…
- …
- Vale, lo apunto. Ya verás cómo te sorprendo el próximo día.
- …
- Bueno, ¿qué? ¿Me vas a contar de una puñetera vez por qué me sacas de la cama a las tres de la mañana?

Y entonces Marco separa el ojo del telescopio. Y en la cara un destello de miseria. Y le cuenta que Clara le ha dejado y que está solo y que el mundo se le cae encima y que no puede más. Y en ningún lugar en el mundo existe mejor oído para las penas de Marco que aquel de Ismael. Ninguna mirada tan aterciopelada. Ningún dialecto tan hermoso para el consuelo como las palabras de Ismael.

Nada sabe Ismael de eventos imposibles, ni de distancias angulares, ni de materia oscura. Nada sabe de nada, Ismael, de nada.

Inculto. Soez. Vulgar. Casposo. Bruto. Grosero. Tosco Ismael.
Amigo Ismael.